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“Venimos por si nos encierran”

En las terrazas de los restaurantes de primera línea de mar de Platja d’Aro no son mayoría los rostros rubicundos tintados de rojo por la sobredosis de sol que suele castigar al turista extranjero. Este mes de julio son las pieles tostadas y el pelo en toda la gama de los castaños y morenos las que se ven más: turismo nacional, especialmente el catalán y, sobre todo, barcelonés. “Todo está alterado. Los meses de julio tradicionalmente era el turismo extranjero el que más venía y este año está muy flojo. Así que entre semana estamos tranquilos y los fines de semana es desbordante. Los que han venido este fin de semana de Barcelona explican que igual es el último y que quieren aprovechar por si les vuelven a encerrar”, cuenta Bryan, el encargado del restaurante M&B, lleno hasta la bandera, como casi todos de este paseo y de la arteria principal de la localidad, Nuestra Señora del Carme.